Ocaso de Amor

Bajo el ocaso del amor marchito,
Dos almas danzan tristes y sin brillo,
Se apagan estrellas, se esconde el sol,
En un firmamento negro y vacío.

Las rosas marchitas en el jardín,
Reflejan la agonía del sentir,
Sus pétalos caídos alrededor,
Testigos mudos del final venir.

Cruzan las sombras de un destino oscuro,
El viento susurra un adiós sutil,
Las lágrimas brotan sin consuelo,
En un río amargo, sin fin ni fin.

Las promesas que un día florecieron,
Se tornan ahora cenizas frías,
Un beso que antes ardía en pasión,
Hoy se extingue, perdido en agonía.

Como un eclipse que ciega al corazón,
Se oculta el amor en su triste adiós,
Las estrellas lloran en el cielo,
Testigos del ocaso, silencio y dolor.

Las manos que antes se entrelazaban,
Hoy se alejan, rompen el lazo fuerte,
Dos almas perdidas en la distancia,
Se desvanecen en el ocaso de la suerte.

Oh, melodía triste que resuena,
En el eco de este amor que se deshace,
Los versos de este poema sangran,
En lágrimas de amor que el tiempo embalsace.

En el crepúsculo sombrío y yerto,
Una trágica historia llega a su fin,
Y en el alma afligida y solitaria,
Queda el eco de un amor que pudo ser, y no fue así.

Así se extingue este ocaso de amor,
Con versos tristes que hoy lloran al viento,
Y en cada lágrima que moja el papel,
Descansa un adiós, un doloroso lamento.