Saturno

En contadas ocasiones,
Pocas y preciadas,
Logro capturarte
Y arrancar tus alas.
Como Saturno,
Hambriento y desenfrenado
Procedo a engullirte,
Hasta que estoy saciado.

Pero cuando deseo:
Digerirte y procesarte,
Haciéndote parte de mí,
Ya has desaparecido.
Te has evaporado
Presa de mi sol de abril,
Que se recorta, eterno,
En un fugaz cielo añil.

Por el rabillo del ojo,
Al igual que un fantasma,
Te veo manifestarte,
Ánima sin ectoplasma.
Tu mirada burlona,
Sin siquiera tener pupilas
Se clava en mis sienes
Y tu recuerdo aniquila.

Observas tan calmada.
Tu presencia callada,
Tu postura tranquila.
Sabes que lo acepteremos,
Porque así concebimos,
Este irregular baremo,
Con el que medimos la vida.
Conjunto de emociones compartidas.

Eres piadosa, o eso nos gusta pensar.
Si analizasemos tu naturaleza,
Tu origen y proposito real,
Tal vez comprendiesemos,
Una desgarradora verdad:
Eres nuestra hija nonata,
Con la que no dejamos de soñar,
Para ver si de esa manera, te podemos alcanzar.

La nada en un mañana muerto,
El azote en un pasado atascado,
La ausencia en un presente,
Toda y cada una de esas cosas.
Escapas de nuestros dominios,
Nos dejas a lomos del insomnio.
Quiero notar tu fragancia hermosa
Pero tu falta cala demasiado hondo.