BOLSILLOS ROTOS

La lluvia, sí.
Mis lágrimas no se ven cuando tú estás.
Todo pasa.
O nada pasa que es aún peor.

Hola, adiós.
Bueno, estaré detrás de esos espejos rotos llamados
recuerdos envueltos en piel y alma por si gustas venir
y matarme, más.

Tengo un poco de dolor en los bolsillos, ¿quieres un
poco? Tengo para muchos días, por la noche, por la
tarde y si gustas para la mañana.
No sé de dónde sale, mi cuerpo y su fuerza se acaban
y sigue saliendo más.
Y de cierta manera me alegra.
Tengo la manzana de la discordia justo para el
desayuno, la serpiente me toma y me siento libre, se
mete entre mis bolsillos y los rompe, el dolor se
acumula, basta, basta.

La manzana aún está verde, pero la comí hasta que
me perdiera en el pecado que la humanidad creó, que
sin embargo es más maldito quien la creó que quien la
comió.

Bolsillos rotos, alma rota.

Y sigo en el infierno donde los diablos ya no lloran.