LA PLAZA DEL POTRO

Córdoba tiene una plaza
a la que llaman del Potro
con una fuente que mana
agua cristalina a chorros.

De su redonda pileta,
el agua se precipita
sobre el estanque que espera
su belleza danzarina.

A él acude los gitanos
montando tordos caballos
llenos de gitanería
para poder abrevarlos.

Llevan todas las mujeres
en sus cabezas rodillas
donde asentar los cántaros,
caña lleva la mocita,
en la su mano asida
que aplicará en los caños
para conducir el agua
que llenará las cántaritas.

En tanto llenan y abrevan
los cántaros y caballos,
los gitanitos se rompen
cantando por bulerías,
por fandangos y por tangos.

Ante tanta algarabía,
de la posada cercana,
también llamada del Potro,
se salen los hospedados
para mirar y aplaudir
el arte de los gitanos.

Las gitanillas no pueden
aguantar sus pies descalzos
y sobre las anchas losas
bailan por zambras y tangos.

Cada tarde de verano
fiesta ofrecen los gitanos
a la que acuden gozosos,
señoritas, caballeros,
los solteros y casados.

No faltan los servidores,
hampones y ganapanes
con sus perfiles curtidos
y los bolsillos vaciados.

En la posada citada,
Cervantes también durmió,
no les sorprenda pensar
que tan ilustre escritor
este ambiente lo volcara
sobre novela ejemplar,
o concebida lo fuera
la famosa Gitanilla,
o los no menos famosos,
Rinconete y Cortadillo
para poderlo contar.

Y es que esta plaza les digo,
es plaza con mucha historia
y me trae a la memoria
otro ilustre personaje,
pintor de muy gran renombre:
Julio Romero de Torres.

También la plaza inspiró
cuadros que la perpetúan.
Sus ambientes, sus gitanos
y la cantarina fuente,
que estimulaba sus manos.

El alazán que corona
majestuoso la fuente,
con el Triunfo rivaliza
del Custodio Rafael
que lo tiene frente a frente.

Esta es la plaza señores,
de más solera y belleza
que en Córdoba puedan ver,
en su museo se encierra
la tan morena belleza
de la mujer cordobesa,
de admiración y poder.