OTRO POEMA SIN TITULO

Allí estaba aquello mirándolo a los ojos, con sus ojos taladrándole una culpa por debajo del sillón.
Aquello estaba todo amontonado como una pila de ropa sucia, como si esperara que lo fuera a tomar.
Vio el olor que aquello expedía un olor seco que se le pego en los huesos y no lo dejaba virar el rostro.
Aquello estaba allí volviéndose joven cada segundo, succionándole el sueño, convirtiéndose en el tema de cada día actualizándose cada segundo.
Por fin se movió a recoger aquello sus piernas no sabían caminar y tropezó.
Aquello una vez más lo dominaba.
Cayo de bruces de frente a aquello tan inocente y culpable al mismo tiempo.
Llorando levantó aquello, pesaba unos dos mil kilos y seguía oliendo a él.
Aquello estaba inmóvil, sin vida, inerte pero alguna vez viviente
Aquello sangraba incesantemente y no pretendía parar
Aquello, su mujer, murió a las tres de la mañana producto de tres balazos
Porque aquello, sus celos, le quitaron aquello que lo hacían feliz. El amor.