Anima mundi

Antes del comienzo
cual ventana proyecta una clara visión hacia el mundo
¡voz ubicua
muéstrame como todo siempre fue
para entender como todo por siempre será!
he buscado por tanto tiempo
aquello que aún no he logrado encontrar
aunque estés lejos de mi
sé cómo te mueves en el vacío
sin tener la necesidad de alterar lo que prevalece,
empírea visión
donde se resguardan los sueños del pasado
manifiéstate en la serenidad del crepúsculo
a la espera de revelarlos en la refulgente posteridad del ser

Desgarrando el velo de la noche
la escisión más clara se hizo presente
por medio del eco absoluto del desquicio
rompiendo la huella oculta del tiempo
tal como aquella vez en que supe del modo más simple
de que todo lo que conocemos no debería existir,
donde se desvaneció la certeza de lo indescifrable
donde se alternaron el orden y el caos
donde se manifestó la mística naturaleza correspondiente
donde todo es un todo
donde se ocultan las hebras del destino,
soy parte del luminoso amanecer
que se gesta y muere cada día
junto con la deflagrada respiración del sol
como el poeta que sufre por amor
como un cronopio que se marcha y se volatiliza
sobre la ciudad meridional aun dormida

Átomos embrionarios
sacuden un estado de percepción mayor
desde una equilibrada concepción cinética
que avanza silenciosa por nuestro cuerpo diluido
hacia otro despertar, hacia otro renacer,
imperturbable meditación del silencio
sustentas aquella visión remota que trasciende hacia lo infinito
desde el fértil núcleo de entelequia
hasta la entropía de toda vibración captada
eres una precognición concedida
por las mismas turbaciones
que desmantelan la mirada ciega del ego
con miles de luces fragmentadas
otorgadas por parte de tu magnética posición numinosa
al genuino despertar del hombre
a los herederos de un mismo espíritu
destinados a ser eternos viajeros

Todas las verdades son medias verdades
hasta que son vistas desde el otro lado
por el observador predestinado
como si estas fueran anunciadas
por las intuiciones del pasado
para adaptarse al borde conector
de la dualidad que nos sostiene y nos abstrae,
femenino y masculino
amor y odio
dolor y placer
vida y muerte
empatía y apatía
felicidad y tristeza
colisión y armonía
vicio y pureza
depravación y austeridad
bondad y maldad
el comienzo y el fin,
¡oh ambivalente discordia!
polaridad, es el lamento de los extremos
destinados a consumarse en una unión imperecedera
para volverse a ver en la silente reconciliación
como semejantes y antagónicos complementarios

Creación y destrucción
atraviesan la neutralidad
bajo una anfitriona incertidumbre
custodiada por el sabor del desconcierto
sin saber que nos deparará el mañana,
libres desvaríos recorren agobiados
en medio de pesadillas de profanación y polución
¡oh indeleble patrón!
¡quid pro quo, quid pro quo!,
todo se mueve bajo la voluntad que fluye y corrige
tan dispersa, tan voluble,
al igual que la primera vez
que te vi deambular por el corredor de los ascendidos
mientras tu extasiado cuerpo era recubierto
por el incandescente sueño primitivo
inasible para todos esos claustros sonámbulos
ignorados desde un tórrido torbellino
por la divina llamada de la transformación interior
que una vez nos anexó a tu colectiva memoria pendular

Cuando hablaron las fuerzas del todo
sin excusas que reprimieran la voluntad
todo fue causa y efecto
sin límites autoimpuestos que dominaran la situación
sin miedos que flagelaran la decisión trascendental
sin dudas que condicionaran la conciencia,
así, me arroje hacia tu indómita inocencia, sin pensarlo
para recuperar todo lo que había perdido
en medio de un deseoso sentimiento de melancolía,
transfigura la realidad encubierta
cuando todo se haya alejado
cuando las mentiras sean incineradas
cuando te siga hasta el fin
cuando la tormenta haya pasado
cuando el dolor que una vez nos sometió haya muerto
cuando no existan más heridas que sanar
cuando no seas parte del engaño
cuando no te refugies en el efímero placebo
cuando seas el gestor de infinitos caminos intransitados,
fuego centelleante
chispa divina en la materia
liberas la luz inmanente
dormida en los rincones del alma,
fuego universal
mente transmutada en esencia omnipresente
seremos parte de aquello que nunca morirá
principio de orden y de creatividad
seremos microcosmos en la totalidad

Anima mundi
tu alma generosa
me llama solemne al encuentro astral
por el que tanto hemos esperado,
tu suave e ignífugo céfiro
se eleva entre la eléctrica atmósfera del ensueño
como un lúcido mensaje binaural
conectado con la sinestesia de largos viajes
perpetuados por el espíritu viviente de la gran conciencia,
eterno electrón
eres el axioma de la sabia naturaleza que nos rodea
en estado etérico y puro
como la luz majestuosa del día
como el agua que fluye constantemente sobre la tierra viva
iluminas el universo como esencia divina
conservado en el arcano aliento
omnisciente desde la noche de los tiempos,
cámara de reflexión pineal
remueve toda inicua tentación
mediante la luz oculta en la materia que redime al mundo,
esfera de Dios, ser trascendental
si se entendiera la mística vibración que nos rodea
la oscuridad ya no tendría misterios sobre nosotros
porque seriamos uno en comunión
recorriendo por siempre senderos pacíficos
donde el amor nunca será parte del egoísmo autodestructivo;
energía, frecuencia y vibración
vida, muerte y resurrección;
¡anima mundi, éter de la fuente progenitora!
a través de la búsqueda perenne del conocimiento
el universo es información