El absurdo
El absurdo
no tiene precio.
Pero desde hace
bastante tiempo
hay que pagar por todo.
Habrá un día
en el que tengamos
que pagar
por disfrutar
de unos instantes
de despiste.
Comenzamos a ser ya
sobras del ayer.
Nos han robado el futuro
y el presente.
Puede que para volver a existir,
antes de morir,
haya que reconquistar
el pasado.
No te olvides de nada.
Ni de lo bueno ni de lo malo.
El error, y no la paciencia,
es la madre de la ciencia.
Siempre y cuando estemos
dispuestos a aprender...
Atrévete a confundirte.
Quizás te sorprendas
alguna vez
cometiendo algún
acierto.
Y sonríe,
que, de momento,
aún es gratis;
como la poesía de verdad,
esa que no hace falta que se escriba,
porque ya está ahi,
en las cosas.
La poesía es como los
Derechos Humanos,
no se conceden,
se reconocen.
Por eso mismo,
no te niegues
a ser feliz.
La felidad,
además de ser una exigencia,
constituye una opción personal.
La tristeza es para la gente indolente
y acomodaticia,
que se conforma con estar triste.
No basta con la realidad.
Hay que reinventarla a cada paso.
Esa puede que sea
una buena manera
de confraternizar
con el universo.
No hay nada peor que darse
por convencido.
La duda
es lo que media
entre el instinto
y la palabra.
Dios es un instante de silencio.
Nosotros, los seres humanos,
somos palabras.