PAJARITOS A.VOLAR

Evento: Primer certamen de fábula y cuento
Acrópolis radio

Pajaritos a volar

Érase una vez una dulce madre que se desvivía por su pequeñín…

-No sé si mi amor de madre me engaña, pero para mí eres el gorrioncito más guapo de todo el universo -decía la mamá a su pequeño, mientras con su ala acariciaba la pequeña cabecita en cuyo rostro resaltaban un par de ojos oscuros y vivarachos –mi niño ¡Te amo tanto!

-¿Cuánto mami? –

Remi era un gurriato al que a penas comenzaban a cubrirle las plumas, era el único huevo que se salvó milagrosamente de un ataque al nido, nadie supo que animal agredió a los huevos, pero Remi se había quedado escondido entre las plumas del nido y los cascarones rotos de quienes hubiesen sido sus hermanos y hermanas, mami lo amaba aún más por eso, por ser su único bebé.

-Te amo, de un extremo de mi alma al otro -contestó mami

-Mami, jajaja no se vale, el alma no tiene principio ni fin -respondió divertido el chiquito

-Pues así es como te amo – dijo mami y lo cubrió de besitos y cosquillas

Los días pasaban y Remi se hacía de amiguitos con los que platicaba de árbol a árbol, cada polluelo yacía feliz en su respectivo nido, sin preocupaciones, pensando tan sólo en jugar y dejarse amar y consentir por sus padres.

-¡La vida es tan hermosa! -exclamó Remi mientras entrelazaba sus alitas detrás de su cabeza y se recostaba en el nido -tengo todo lo que pudiese necesitar – dijo en un susurro antes de quedarse profundamente dormido.

Mami y papi salían en busca de comida al igual que los papás de sus amigos y vecinos, se turnaban para cuidar a los polluelos ya que sabían, eran presa fácil para los depredadores.
Pero como en esta vida no todo es miel sobre hojuelas... El tic tac del reloj no se detiene jamás, ni tampoco retrocede y para Remi no sería la excepción.
Una hermosa mañana de verano, el señor sol bostezando se posicionaba en lo más alto del cielo y peinándose los rayos dorados, se dispuso a cumplir con su tarea, cuando mami apareció.

-¡Buenos días dormilón! -dijo la mamá de Remi mientras lo llenaba de besitos.

-¡Mami! Jajajaja me haces cosquillas – dijo el pequeño cubriéndose con sus alitas, que para ese entonces lucían ya un hermoso plumaje -¿Por qué me despiertas tan temprano? -replicó abrazando a su mamá.

-Mi amor, hoy es un día muy importante, ya no eres un bebito, bueno… para mí siempre serás mi bebé – dijo mami mirándolo con profundo amor -pero ya eres un pajarito grande y hoy… te toca una importante lección – mami se frotaba las alas emocionada - ¡Vas a aprender a volar! – los ojos de mami se llenaron de lágrimas de emoción.

Remi con cara entre asustado y extrañado – Pero mami ¿Para qué? Yo estoy muy feliz aquí ¿Ya no me quieres? ¿Ya no puedes alimentarme? – con tono angustiado prosiguió – todavía soy pequeño ¡Mírame! – dijo parándose al lado de su madre – No quiero volar, no lo necesito ¿Y si me caigo? ¿Y… y si me comen? ¡Ay no! Mami, no quiero volar, no quiero irme de la seguridad de mi nido.

La mamá de Remi sonrío – Remi… - cuando mami llamaba a su bebé por su nombre de esa forma tan seria… -tienes que entender que en la vida cumplimos ciclos, tú ya no eres un bebito y tienes que aprender a valerte por ti mismo, papi y yo no podremos estar siempre contigo por mucho que lo deseemos -lo tomó entre sus alas y continuó – es momento que aprendas a volar, algún día partirás del nido y tendrás tu propia familia, ven, es momento de madurar – se llevó a Remi, quien no se veía muy convencido, a la rama mas alta del árbol y le dijo – aviéntate y agita las alas.
Remi sentía que le temblaban las patas, incluso le castañeaban chocando una con otra y sudaba frío.

No puedo, no puedo… ¡No puedo! – se dio vuelta y se abrazó a su madre –mami, no puedo, mira, dame unos meses más – miró con una súplica en sus ojitos y a mami se le encogió el corazón, a punto estuvo de acceder pero su instinto y el recuerdo de las palabras de su madre cuando a ella le enseñaron a volar, le dio fuerza para no dejarse envolver por ese chantaje.

Pero claro que puedes, eres un pájaro, puedes volar – mami trató de adoptar un tono un poco enérgico - ¡Ahora! – urgió a Remi y empujándolo suavemente de nuevo a la copa del árbol le hizo una seña para que saltara.

Remi volvía a temblar, giró la cabeza y reprochó a su madre como último recurso para salvarse de lo inevitable – No me quieres, eres mala, sabes que puedo morir y aún así me obligas a hacer esto – lloriqueaba y pataleaba en la rama.

Mami sabía que no debía flaquear por mucho que amara a su bebé. Remi volvió la mirada al precipicio y cerró los ojos.

Está bien, pero si me… ¡Ahhhhhh! – mami se había acercado y le dio un buen empujón a Remi, quien desesperado comenzó a agitar las alas sin saber que era lo que estaba haciendo, sintió pasar su corta vida completita por sus ojos mientras se iba a pique, apretó aún más los ojos y rezaba en espera del golpe que estaba seguro culminaría con su breve existencia, pero… de pronto sintió que no descendía más, seguía agitando las alas, poco a poco fue abriendo un ojito y observó que… ¡ Volaba! – estoy volando… ¡Estoy volando! Abrió ambos ojos y giró hacia su madre -mami estoy volando – gritó a todo pulmón.

Mami desde lejos observaba a su chiquito con mucho orgullo, un nudo en la garganta le impidió responder y tan solo asintió. Su bebé, no lo era más, su misión estaba completa.

Moraleja: La vida es de ciclos, tendremos que avanzarlos, no estancarnos, la casa paterna es nuestro nido pero habremos de abandonarlo en su momento aunque sintamos miedo, podemos y debemos volar, no nacimos para quedarnos en un mismo sitio eternamente o nuestras alas se atrofiarán y jamás nos realizaremos.