Qué más da...

I
Dormitan en la soledad, como un mal deseo
Por el miedo, por el no, y por temor de ser roto
Mi cielo, mis estrellas, incluso la luna, observado el camino,
El sendero, como si sus lastimas me susurraran al oído.
II
El bosque hallábase negro, entre tanta llovizna
Si aquella vez varado me dejó, ¡qué más da!
Pero no he de negar, que las ilusiones habían florecido,
De hermosos colores, acabando todo en un triste cementerio.
III
Los susurros eran mi cobijo, y el silencio tocaba el alma
Quería llorar, pero ¡qué más da!
Si se esfumó como el suspiro, tan efímera, tan inquieta
Dejándome de duro recuerdo, su voz, su maldita melodía.
IV
Una dibujada sonrisa me sorprendió,
Qué era entones, me preguntaba.
La tristeza quería apodarse de mí y, conquistar mi corazón,
Era débil, había que clavar aquella daga.

V
Mientras, más me entristecía, el imaginarla con otro,
En los brazos ajenos, que gozara su sonrisa, sus ocurrencias…
Pero ¡qué más da!, si es feliz o no.
Decía, mientras, los espasmos atacaban mi corazón.
VI
Deambulé en nebuloso cielo,
Como caminante sonámbulo, seguí mi camino
Mientras qué mas recuerdos bombardeaban mi mente,
Imaginando, cada vez más su maldito semblante.
VII
Y seguía riendo, como mi única defensa,
Tan tonto, tan falsa
Y quizá no pude mas, pues mis ojos
Acompañaron al final, este maldito clima lluvioso.
¡Qué más da!
Qué más da…

(Knarf)