Hijos en el edén

Que todo el mundo me de la espalda
Que estupido es el mundo.
Pero no tengo miedo, solo esperanza de ver que lo que tengo, es mas valioso que él propio sol, es el amor de mis hijos perpetuo y eterno.
Que se opaque el mundo y que las tinieblas lo arrastren por los caminos ruidosos de la vida.
Que importa, que el infierno se pose en la Tierra.
Que el mar se salga e inunde las montañas.
Si tengo la dicha de tener, el verdadero amor el fraterno, el que derrite el hielo eterno de las melancolías.
Podre morir y ser feliz por haber sentido que el cielo si existe acá, donde los árboles tejen sus hojas en las primaveras coloridas y las flores eclipsan las vistas de los mortales.
Hijos que solos aman mi compañía, compañeros de aventuras y amigos de la tristeza.
Solo puedo decir a DIOS, gracias por ser padre y llenarme el Corazón de esta hermosa alegría.