Tarde

Su tenue seducir genera a poco el delirio y el anhelo,
tórridas fiebres que suscita cuando se acerca,
mas tiene siempre que ausentarse
pues ella es un camino que no tiene marcha.
Nuestro tiempo ha surgido tan tarde
tan perfectamente tarde,
y aunque por mí se expone
subsistiendo en una cuerda floja
aun así, no tiene arreglo.
Fue un amor que concluyó,
de esos que iniciaron con sobresaltos
de esos que nunca iniciaron
que pervivieron de quiméricos encuentros
y miradas aisladas.
De esos amores tan desposeídos
como un día simple que no se recuerda
como una fugaz estrella
que en la noche sin nombre franquea.
Eso fue.
Es supremamente tarde nuestro tiempo
como quien llega desde otra vida
a un escenario ajeno
reclamándolo todo como propio
tan absurdamente y sin motivo.
Ya sólo debo sonreír muy internamente
como cuando a veces ella me sonríe en el olvido,
y alegrarme gentilmente si transita,
o si deja al bebé suavemente en el carrillo
o del pecho le amamanta, o al esposo asunta...
Comentarios & Opiniones
Me ha gustado su poema, reflexivo, profundo, triste y muy digno. Un abrazo poeta.
Hermoso poema, Eduardo. Un abrazo
Hermoso pensamiento, impregnado de nostalgia. Felicidades!!!
Tu poesía es como la otra cara de la moneda en la que escribo, gracias por compartir.
Luna, amiga, bien dicho, dignidad, bravo!
Keyra, un abrazo, me place complacerte
Hechicero de dragones, nostalgia, es cierto
Capricho, es cierto, pero recuerda, es una misma moneda.