vacio

Me he quedado sentada, viendo al vacío, a la distante ciudad que empieza a mostrar los indicios de la noche. Sentada frente a la altura de los edificios que yacían inertes ante mis pies. Paresia inmóvil ante aquel viento helado que comenzaba a mostrar que estará aquí el invierno, que no tardara en llegar, como lo hace cada año, como cada recorrido orbital de la tierra al sol.
Tu te fuiste, no hace mas de diez minutos, pero en mi pecho pesaba como si hubiera sido hace cien años, no hubo lagrimas, no hubo reclamos, ¿que puedo reclamar?, tantas discusiones, yo se que esto se prolongo mas de lo debía, la suerte no esta del lado de los pecadores, no cando yo se bien que la del error fui yo.
Pedir perdón, no serviría, si la tentación solo hubiera sido de una noche, tal vez, pero fueron meses, meses en los que me invadió el egoísmo y caí en su pecho, caí en su ser, ¿me perdonarías si lo pidiera?, no es obvio si hubiera sido al revés, yo tampoco lo haría, por eso te comprendo, sabia que jugaba con pólvora, pero no sabia en que momento estallaría, tal vez eso era lo que me mantenía jugando, el azar, esa moneda al aire.
Aquella vez, esperando el tren, lo vi, alto, palido, alto, y con su gabardina larga, eran los primeros vientos del otoño, ni tan frío, pero tampoco con señales del verano, esas mañanas frescas, de pelo largo, rubio, y sus lentes oscuros. No supe en que momento me vio a mi, ni por cuantos días nos habíamos topado, pero como yo siempre vivo despistada y aprisa, le pude poner atención solo hasta aquella ocasión. Se acerco a mi y me tendío la mano, no me preguntaste su nombre, ni yo a el aquella vez, el solo me lo dio. Nos encontramos diario, una semana completa por la mañana, me dijo ser maestro en la facultad de filosofía, enseña antropología filosófica.
La maldita necesidad humana de ir contra lo correcto, así fue como tres semanas después de nuestro primer encuentro, termine cediendo ante el tipo malo, no se si fue por el hecho de que era lo prohibido o realmente era la en serio, pero fue lo mejor que hice, cada beso, cada araño, cada vez que sentía que la respiración que me faltaba por la velocidad de cada encuentro, por que tal vez deseaba que me encontraras así, o tal vez esos sueños oscuros, que las personas solemos tener, hacer lo incorrecto es una forma de acertar.
Tu y yo ya habíamos perdido mucho tiempo juntos, pero nos decíamos que el amor todo lo puede, ¿el problema?, hace mucho que no había amor, solo costumbre, por eso cuando abriste aquella puerta y nos encontraste en la faena, sentí la libertad del que a estado preso por años. El se fue, y yo me quede sentada al borde de la cama.
Solo me pare, me vestí y te seguí al punto de siempre, no hubo discusión, solo un “¿y ahora que?”, solo pude encogerme en hombros, “no hay necesidad de llorar, pero tampoco de quedarme, por favor no me sigas, cuando regreses a casa, solo reza por que no este ahí”, no voltee ni a verte, aun estoy sentada esperando un poco, tal vez a que la luna me de su reflejo, y las farolas alumbren mi camino. Tampoco voy a buscarle a el, tal vez si lo topo otra vez, haré como que no lo conozco.
Caminar , con el ártico viento de la noche en mis mejillas y pensar en que vendrá en el futuro. Para esta noche no hay mas futuro que una botella de vodka y música de poetas malditos. Beber y perderme en sonidos, no hay mas, no hay pasado ni futuro, no hasta mañana, tal vez llore, tal vez solo siga.
Tal vez, me gusta esa palabra, tal vez.