1996

¿Por qué no me quieres?
¿Por qué no me entiendes?
¿Por qué no me abrazas?
ven dime que me amas,
ven y calma estas ganas
de dejarte,
de fundirme en un instante
y a ellos alejarlos de mi pensamiento.

Ven y sálvame,
dime ¡hijo te quiero!
No cabe más deseo en mi
que tus labios sentir
en mis mejillas persuadir.
Retornar a esos días
completos de ti y de mi.
Y sentir sinceridad
con la paz que me dabas.

Soy cruel contigo,
te juzgo y olvido que por ti vivo,
que no hay más motivo
que me dirija al futuro,
que me lleve al desvío
con el corazón aliviado
tontamente castigado
que es tu fruto.

Ven y mata mi estupidez,
sácame de donde caí,
mata mi dolor,
dime que eres más fuerte que yo.

Madre mía, es que necesito tanto de ti
más no hables para sonidos oír,
solo quiero sentir que me amas
con tu piel cubriendo mis faltas.
Como nadie más puede
y que de curarme tienes ganas,
aunque nuestras vidas cueste.

No existe nadie más,
no quiero ver esa realidad.
Nadie me podrá amar
con la fuerza hecha intensidad
que habita en tu caminar,
que ha de recibir
para continuar mi existir.

Sálvame,
lleva mi alma
a tu aurora de amor.
Y no olvides que necesito de ti
al irme a dormir,
tu vida sentir
para en mis sueños crear
mi ideal tranquilidad.

Y acéptame así,
sensible de roca
frío de mar
duro por idiota
débil con lo que tu amor de madre me provoca.

Y madre,
te amo.
Esa es mi verdad
y sufro cuando mi ser lo intenta callar,
pero no hay nada más real
que esta necesidad que siento
de la protección que me solías dar.

Ámame,
te lo imploro,
hazlo tú
porque no lo hacen todos,
no lo hace nadie.
Tú no me falles.

Hazlo,
sácame de este lodo,
dame las fuerzas que solo alguien como tú
manifiesta en mi entendimiento.
sé que sientes lo que siento.
Te amo, es todo lo que tengo
Esta vez, madre, no te miento.