Mi billetera.

En una fría época,
donde hasta lo esencial
muchas veces escaseaba,
la tristeza en mi aumentaba.

Con la fortaleza de un atleta
a mi delgada billetera le pregunté
porqué era tan miserable,
porqué siempre estaba a dieta.

La misma respuesta
dura y verdadera recibía,
" no eres rico" me decía,
"no estás hecho para repartir dinero"

Y con mis manos vacías,
más seco que un lago en el desierto
comprendía,
al final era solo un barco sin puerto.

En realidad
nunca el dinero fue mi fuerte,
con el tengo poca suerte,
y como un rio y su caudal
a otro lado el agua, fue a parar.

Hay personas
que lo tienen de sobra,
pero dinero y bondad,
rara vez se dan la mano.
Actúan como desalmados,
prefieren rápidas inversiones,
alimentar cañones,
crear virus,
para matar millones.
Pagar falsos sermones,
iglesias, religiones completas, mentiras a montones.
Financiar turismo espacial,
tecnología del derroche es la meta,
para un grupo de explotadores.
Mientras a su lado, en la tierra,
muchos solo miran,
y esperan,
por un simple pedazo de pan,
una ración de hambre por esquivar.

Entonces a pesar de todo,
te prefiero así,
mi billetera flaca,
porque lo poco que tienes
sirve para alimentar amores,
a mi familia,
compartir con pobres,
aprender a valorar razones,
esfuerzos, resultado del sudor,
llena de valores y convicciones.