Gris tornóse el rumbo
poema de Ezequiel Cortázar.
Sin sinceridad ni mentira,
se suceden los días de mi vida,
camino de piedras que se estira,
al final nunca se arriba.
Sin piedad y a pies descalzos,
sufro el rumbo sin descanso,
sin sosiego, quizás con amargura,
deseo que termine con premura.
Un vacío nunca lleno e intangible,
la clara luz del día no se percibe,
gris el cielo, lúgubre mi mentalidad,
¿Cúando acabará la tempestad?