Todo me sabe a tí
poema de Edwin Paul

Acuñada en mi pecho te llevo
a la sombra de un bosque milenario,
mi escondite,
mi ermita
y mi espacio sabor a mar,
solo nuestro…
Porque despierto
y te veo,
más el remanso de una ola te llega
y las estrellas adornan
de plata el cielo,
¿será que ya te tuve
en ese tiempo antigüo?,
igual mis besos
para tus pechos
de pétalos blancos;
la bahía cruje,
el pasadizo con tu aroma
y la ventana bulliciosa
susurran mi memoria…
Todo tiene sabor a tí,
mi tintero,
mi pluma,
la cabaña vacía
y el caminito de farola chispeante,
todo me sabe a tí.