Sabés lo que me cansa...

Sabes lo que me cansa
y enoja,
cuando uno no le hizo
una maldad a alguien
(y si lo hice no fue
mi intención)
y te atacaron y atacaron
hasta el hartazgo,
cuando te defraudaron
afectivamente,
cuando se te cayeron
tus proyectos,
después de eso
¿Qué queda?

Un pozo de tristeza,
de frustración,
de odio, de angustia,
en donde no se puede
ver una salida,
y uno sin darse cuenta
le echa la culpa al mundo,
resintiéndose con todos
los que tienen felicidad,
creyendo que la tienen
a cuesta de nuestra
desgracia o infelicidad.

Se llega a creer
que a todos les suceden
las cosas buenas,
menos a uno.

Se pueden tener
pensamientos muy oscuros,
cuando se está en el pozo
del auto daño o para dañar,
confundir, discordiar
o molestar,
y controlar eso
es todo un sobreesfuerzo
que a uno no lo deja vivir
en paz,
para relacionarse con el
resto de la humanidad.

Yo tuve fe en Dios,
y en Él confié, confio
y confiare,
aunque estaba destruido
le pedí ayuda
y me sentí sostenido,
porque Él escuchó
mi padecimiento,
tal vez era una parte
de mi naturaleza
benigna,
a pesar de que estaba
lleno de malos pensamientos
y sentimientos,
me detuve en cero,
fue todo un proceso largo
la curación de mis males,
de mucha paciencia y espera,
de tiempos que parecían
interminables, de letargo,
así procuré no atacar,
a nadie, frenándome,
escapándome y alejándome
si era necesario,
para no hacer el mal.

No soy un santo,
pero hice todo lo posible...

Cuando crees
que todo es malo,
sin comprobarlo,
no vas hacia
ningún lado,
no creces.