Ecos de la montaña

poema de Samuel Dixon

Ecos de la montaña

«Soy un pobre venadito
que habita en la serranía,
como no soy tan mansito,
no bajo al agua de día;
por las noches, poco a poco
a tus brazos, vida mía».
(L. Pérez Meza)

En el bosque, mil escudos,
donde canta la alborada,
escondo mis pasos mudos
bajo luz enmascarada;
mi corazón va latiendo
por tu voz, mi enamorada.

La brisa acaricia ramas,
me guía hasta tu sonrisa,
tu mirar rompe mis llamas
con ternura, cuando avisa:
en tus brazos vivo siempre,
vida mía, dulce brisa.

En la bruma que se extiende,
mi silueta se concluye,
la montaña se desprende
de su calma, pero instruye.
Me guía por los senderos
donde mi alma se diluye.

Mas, cada árbol es testigo
de mi amor casi secreto,
los jilgueros son mi abrigo
cuando me acerco discreto;
y el rocío me recibe
con un aire tan completo.

¡Oh, serranía encantada,
donde las estrellas lloran!
Tu figura en la cascada
es la magia que devoran;
los luceros en la noche,
que a mi camino decoran.

Soy venado peregrino,
con pasos hechos de canto,
mi destino es tan divino
como el dulce de tu encanto;
entre sombras me desplomo
hasta que te abrace el llanto.

No hay barreras que me frenen,
ni distancias que me asusten;
ni los rayos que resuenen,
ni los vientos que se ajusten,
mi sendero siempre apunta
a tus brazos, que degusten.

Y si el alba me sorprende
con sus luces temblorosas,
que la montaña desprende
sus fragancias más hermosas;
porque en ti mi vida canta
y en tu nombre doy mil rosas.

Soy venadito silente,
hijo fiel de la espesura;
ya mi vida es transparente
como el río en su frescura:
bajo estrellas, mi reflejo,
vive en paz y en su ternura.

Soy venado, fuerte aljibe,
eco vivo de la altura;
mi espíritu, que te escribe,
es del bosque la locura;
y en tus brazos, mi destino,
halla por fin su hermosura.

Comentarios & Opiniones

Metacrak

Saludos Samuel. El poema me transporta a un paisaje lleno de amor y conexión con la naturaleza. Su lirismo delicado y su simbolismo del venado evocan una pasión sublime y serena. Aplausos.

Critica: 
Samuel Dixon

Elija usted la música. Lo espero, pero preferible como melodía entre arpa y violín

Critica: