Señor caudal

El esfuerzo de un tonto,
es el obstáculo de los inocentes,
la alegría de los viles,
el fresco viento de una bofetada,
el seco golpe en el estómago, como un agasajo,
como un banquete obsceno,
como un grito, un insulto bellamente escupido.

Hijo de tu insular y puta gana,
hijo de tu talento desdeñado,
hijo del coito inculpado,
hijo de los criterios enrevesados...

Finalmente hijo de ese afán vano.

Puedes girar y observar la fina noche que se desvanece,
puedes sentir el nacimiento de la mañana,
en tus ojos, en tu verbo, en tu afeitado impulso,
en tu misión infinita, no cedida, no humana,
es vital, es lo que es...