El Borde del Sillon (Oscuro)

Es el borde del sillón que hace famélicas mis venas y arterias,
Es el estiramiento que las hincha de vida nuevamente,
Corriendo fugaz como el alma al cuerpo a través del suave y confortable éter,
Es el borde del asiento,
Que parece ser como del techo falsa nervadura,
Que separa las almas del cielo infinito,
Que omite al Sol, que despoja a las frías escamas de su cálida herida.

Vente sangre hacia mis pies,
Haz que me pare de un salto,
Haz que corra lejos del mártir funesto,
Haz que vuelva no sino hasta que ardas.

¡Devuélvanse, ojos, a la naturaleza y respiren,
Cuando volvamos al calabozo tendremos cosas en que pensar,
Que escribir para olvidarnos ya de rezar;
Melancólico pesar que recae y nos vuelve a tirar,
Hacia el charco de fangosas inmundicias que rehusamos mencionar;
Lo conocemos bien por su sátira en tiempos de gloria,
Pero es ésta la lanza que atraviesa nuestro crucificado cuerpo; a la que quejosos luego, culpamos sin sentido al inocente azar.

El borde del sillón,
El temido borde que estría nuestro pensamiento,
Que es de nuestra piel pensante un chancro de pestilente hastío,
Un vestigio que conservaremos tras cada oscura alba del: "Es incurable", que tanto desdeñamos,
Renacemos en baldosas húmedas que destrozan nuestros orgullos y los vuelve penas.
El borde del asiento,
Y su pobre bordado; de sangre colmado,
Que parece en nuestras piernas encarnado,
-¿Cuánto tiempo -preguntan- has estado allí?,
Inútil ser, ¡Rezo porque de tus pares seas semejante! -Delatando su estulticia-,
¡Tú también deberías!, irremediable comadreja del que su casa es cueva,
¿Qué has estado haciendo allí,
Pellizcando cuerdas,
Semejante a los dioses que pellizcan con sus suaves falanges los destellos del arpa marina durante los últimos sollozos de la oscuridad?,
¿Que has estado haciendo allí,
Que en la hora nocturna disturbas el vacío con sublevas notas, disonantes por error algunas, pero error al fin?,
¿Qué has ganado con todo eso?, premios no hay. Pues sin premio déjame decirte, ganar no es.-

¡Vengan a mí!,
¡Mil invitados y Baco con su incomprendida copa,
Que entre el nublado hastío es dorado destello!
Viene ya,
Tambaleándose entre risas; agitando el vino; embriagando las costas de oro,
Su bálsamo se amarga en la oscuridad,
¡Ven ya de una vez!,
Y festejemos que de todo ya tenemos cura.
De tristezas que en ocasiones nos frecuentan,
Deshagámonos:
De chancros que apestan,
De pensamientos descabellados que de noche y día nos atormentan.
Vengan para eso todos
A mi mesa.

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Agradable lectura con reflexiones interesantes y buen estilo con desarrollo ágil que permite comprender su objetivo comunicativo. Gracias por compartir su arte y también por sus comentarios amables siempre.

Critica: 
Sin Rostro

Un texto sin duda muy reflexivo como profundo. Me encanta tu estilo, te felicito.

Critica: 
David D Gária

Joel,
Aprecio mucho sus comentarios; siempre inspirándome a escribir más y desafiarme.

Sin Rostro,
Es un gusto que te haya gustado mi estilo, muchas gracias por pasarte y comentar.

¡Saludos!

Critica: