La parsimonia de las 5 de la mañana.

Caminando por el mundo con las tragedias que vienen con las horas;
haciendo amigos y allegados asimismo gente que te nubla los estribos
entre paso y paso, se escuchan los pajaritos y el ruido de los carros a las 5 de la mañana, de nuevo el afán de llegar temprano y de nuevo el pensamiento de que estaba olvidando algo que debía olvidar, entre esos bastos recuerdos el cepillo de dientes sonaba al compás de mis dientes, recordé que tenía que desayunar y aniquilar esos recuerdos que días atrás habían hecho de mi la tristeza en su máximo esplendor.
The beatles me ha salvado muchas veces, quizá la música lo haya hecho, me ha salvado de mis propios pensamientos, de la arrogancia como a veces veo la vida, quizá de lo infame de la juventud en éxtasis, quizás de lo que aún no he concebido cuando tengo tiempo libre.
El espacio entre la luz y la oscuridad algunas veces es tan corto o tan abrumador como para ver el final, en ese espacio de personas corriendo detrás de las palomas en el parque y de la gente que se atreve a amar a la luz del día, tal vez no estoy lejos de lo que la gente llama a la parsimonia como felicidad o viceversa.