Soliloquio con el Alma

Alma, en ti los violines suenan a llanto,
en caminos del puente soneto,
cada paso una nota del alma,
en dos direcciones pesa,
una desde el alma
y la otra hacia los llantos,
viento que ajeno eres!
¿cómo duermes cuando no es tu tiempo?
las cuerdas se hacen de tu trabajo,
te vas a dormir y tu turno acaba.

¡Qué tristes duermen las flores!
una gota y una sombra las abrazan,
el sonido que plagia al viento
se hace físico,
tú eres un jardín secreto
detrás de cada alma.

Cuídate aroma, cuídate,
burdas palabras en silencio,
cuídate aroma; duerme despacio,
el amor comienza con un lado intenso,
hasta tú eres banal aroma,
eres plagio, ladrona
engañas al sentimiento efímera.

Arde ardiente , arde,
tu amor es eterno,
nunca viste otro amor,
naciste puro para amar una vez,
tengo envidia de ti sol,
posado siempre en los aposentos vividos
eternamente codificando el libro del amor,
tengo celos de ti rey,
no interrumpes el tímido detalle de luz,
para ti la vida se ve azul,
hasta tú tienes fecha de vencimiento,
hasta tú; ¿qué será de mí?...

A veces me sostengo de las cuerdas
con que se tejen los sonidos,
el alma oye y se arrodilla,
yo voy en esos causales
prófugo,
como todas las aves que confían en el viento,
deseo que una espora de mí se funda
a tu alma llegue y entiendas,
soy ajeno, soy efímero, soy plagio, soy eterno...

Alma, ¡oh alma!
eres una cueva solitaria,
de ti han salido buques
luceros y canciones,
de ti todo sale y nada llega.

Alma, eres una esponja vigilante,
todo a ti te hiere,
eres un cántaro,
el dolor te llega errante,
nadie a ti te comprende,
todos los buques buscan
y en el mar nadie te entiende,
todos los luceros viajan
y tus ojos no miran,
no miran, no miran;
todas la canciones suenan
no oyes amor, no oyes.

Alma, eres una guarida de espejos,
en ti el dolor y las penas
hacen música,
en ti todo ha de crecer
hasta las lágrimas que vienen
de la muerte.

He sabido que dentro del corazón
una flor crece y otra muere,
he contado las veces,
he enumerado,
he calculado,
a ti todo se mueve,
se incendia,
se duplica,
nada en mí pierde tu nombre.