Ven, te invito

Al altillo te invito subir,
donde las estrellas brillan sin fin,
la luna se refleja en mí,
anhelo perderme en tu matiz.
Ven,mi dulce memoria
no me hagas tropezar,
mis escalones de confianza
siempre supe escalar.
Toca la puerta, entra,
descubrirás la paz serena,
donde reposa una niña
demasiado solitaria y serena.
Su ventana no tiene rejas
sencilla,al vacío se asoma,
si cayera al vacío
la luna lloraría en su aroma.
Detén el tiempo fugaz,
pregúntale dónde está la niña,
y la respuesta hallarás.
Se fue con los años,
más en el mundo aún mora,
su recuerdo convertido en verso,
siempre en su propia aurora.
Quizás el frío la envolvió
y en lo profundo de su ser,
nadie entró.
Secretos que se agudizan,
tan hondos como el mar,
a veces se transparentan
como el canto de un ave en su volar.