Juez

Siento una terrible necesidad
de ver la aurora
en el sentido
con que las nubes
dejan olvidos duraderos.

Hay ciertos complejos
que susurran muros de hierro,
la noche no basta
en la vela que comulga
oxigeno sobre una mesa,
los sueños tienen
vigilia a través del frío,
hasta las sombras se hacen mella
cuando el corazón late
tardío…

Por cierto,
siempre he creído
en la melodías
pasajeras que se enrumban
sobre humo en el alba,
son sinceras,
la sangre ruge caudalosa
en tristes inviernos
y socava la melodía
como piedras menguadas
al caudal herido.
Les creo…

A veces en retrospectiva
en contra de los claros
errados
hay caminos que llaman
al rodaje del tiempo,
como una máquina
seduciendo al destino
con piel de seda,
me he enamorado
como nadie del tacto
febril del frío,
las cosas se detienen
a escrudiñar errores.

Con atención imploro
con la vista calina,
como atestiguar detrás
de un espejo,
las cadenas sirvieron
para demorar lo inevitable,
del cielo a la tierra
al pasto lo rocía
exactamente lo natural,
entonces no me culpo
¡es natural!