La antigua guerra
poema de Rude
Y ahí está tu Dios,
sentado pacíficamente,
viendo competir a sus marionetas.
¡Álzate siervo del roble
y escupe al artesano
que te obliga a sangrar!
Hijo, ninguna obligación te ata al padre,
él y sólo él será juzgado.
Y caerán las cadenas del hombre
sobre cuello,
y no clamará piedad,
pues el dolor de su obra es su mayor triunfo.
Y reinará el hijo sin el padre
sobre los mismos ríos de sangre,
prestando atención a los antiguos,
sobre los cráneos y las lágrimas,
sobre las montañas que soportaron el peso.
Y caerá, como cayó su padre,
pues el tiempo lleva prisa
y la vejez arruga cualquier guerra.
Comentarios & Opiniones
Un gusto leerte,saludos poeta!
Excelente Rude, me gustó. Saludos.