El niño tormenta

poema de Rude

El niño reza a la tormenta,
temeroso resuena el credo
que la oscuridad alimenta,
frágil latir presa del miedo.

Cada día una agonía,
cada amanecer envuelve su llanto,
silueta de amor vacía
que al terror lleva por manto.

El niño clama al cielo sombrío,
pesa demasiado la realidad,
cada golpe le empuja al vacío:
- ¿De qué infierno salió vuestra maldad?

En la escuela duele el tedio,
cada pausa ruega piedad.
No comprende tanto odio,
nadie afronta la verdad.

Odia a quien le humilla,
la venganza ha destapado,
pues quien puso la otra mejilla
acabó crucificado.

El niño sube hasta la montaña,
hogar de la tempestad,
siente que el cielo le araña
y se abandona en su soledad.

¡Escucha, furia del cielo,
déjame fundirme en tu abrigo,
déjame emprender el vuelo,
juntos seremos castigo!

Y, así, lanzándose al vacío,
el niño se convirtió en tormenta.
Ahora colma a todos de frío,
ahora el mundo se lamenta.