NOCHES COMO ESTA

NOCHES COMO ESTA.

Hay noches en que es mejor no intentar salvarse.

Noches como esta donde es mejor meterse en la piel del camaleón o del oso, meterse bajo las sábanas y sudar la fiebre o engañar los escalofríos, encontrar atractiva la soledad, sobreponerse a la necesidad de ser acariciado, a la necesidad de perro que pide a aullidos comida a su amo.

Noches como esta, que suelo estar tan caliente como fundida, con el termostato haciendo señales de humo, destrozada como una botella rota en una estación abandonada o como un labio temerario el peor día de su vida y con las alas extremadamente sucias de barro y la sangre de perro ángel de la guarda que acaricia mi cuello, clamar al cielo de la boca, y llorar de rabia, y aullar a las constelaciones y patalear y morder a los gatos, y probar a alzar el vuelo o a caer al vacío, lo que sea con tal de ser zarandeada, con tal de sobreponerme a este revuelo de murciélagos que me revientan el cerebro y me hacen sentir pequeña la cabeza...
muy pequeña.