El fantasma que persigue la sombra del hombre que pudo amar.

poema de Blasphemy

En la penumbra de su vida callada,
yace un hombre de amor devastado,
susurros de un alma profundamente herida,
por un amor que nunca fue abrazado.
Ella, flor marchita en primavera,
concedió sus sueños al viento,
fingiendo amor para darle su estrella,
mientras en su pecho ardía otro aliento.

Ella, con lágrimas de fuego en sus ojos,
decidió seguir su propio sendero,
dejando tras de sí un campo de despojos,
y un hombre perdido en su desespero.

Él, en la noche más oscura y fría,
abrazó la eternidad sin miedo,
dejando tras de sí la melodía
de un corazón roto y su negro credo.

El filo de la muerte besó su piel,
y su alma, en un suspiro eterno,
quedó atrapada en el cruel umbral,
perdiéndose en la sombra de su invierno.

Ahora su espectro vaga sin destino,
persiguiendo la sombra de su pena,
en un danzante y lúgubre camino,
atado al eco de su amor sin luna llena.

La noche susurra su triste balada,
un amor no correspondido y su fin,
donde el fantasma de su alma condenada,
persigue eternamente la sombra de su ruina sin fin.

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