Cólera y soledad.

La cólera de estas palabras solo es el reflejo de la soledad de este corazón.
Un suspiro etéreo, una amargura fugaz, un destello de luz tenue, un suspiro ahogado en un mar de recuerdos.

Mis pensamientos ya no habitan en mi mente, ahora vuelan fuera de mí ser, se convierten en el viento que acaricia tu rostro, baila en tu cabello, y es, ese mismo viento, el que lleva tu perfume por el mundo y me da aliento.

A través de ojos marchitos veo el mundo florecer.

En un alma seca llueve tu ausencia, tus suspiros hechos huracanes erosionan la roca en la que esta convertido mi corazón.

Cólera y soledad, dos mareas que se encuentran y fluyen unidas, palabras que trae el viento, y el pronunciarlas forman un huracán.

Deje de ser fui para ser quien soy, y estoy seguro de que tengo que dejar de ser quien soy, para convertirme en quien quiero ser.

Solo en mis pensamientos tengo la libertad de volar, y también vuelo en estas palabras que escriben lo que mi corazón grita y mi boca calla.

Como una melodía lúgubre tus recuerdos cantan en mi alma, y la cólera entona su sinfonía distorsionada, mientras, la soledad observa silenciosa y reservada, dama de negro en una noche estrellada y tiritante.

Entre verso y verso escribo lo que siento, entre rimas y prosas queda, lo que calla esta boca.
El fin de este verso es solo un comienzo, es el inalterable principio, es el origen de algo, algo más grande…