¡Se impregna el alma!
poema de Soñadora
El rostro mellado es tu cruz viviente.
Enfado que anida en tu juventud.
Dolor que provoca tener que esconderte,
donde hay cabida a la esclavitud.
Princesa de alma doliente.
De belleza Interna, con dones de amor,
no llores las penas mundanas
en sol de poniente.
La noche callada te traerá calor.
E. Escribano