EPÍSTOLA A JUAN MARTÍNEZ DE ÚBEDA.

epístola a juan martínez de úbeda.

a quien fue padre en mis primeros caminos,

enseñado en curso de lo que no vemos,

con su mano de abono para mis sinos.

añoranza, y en linarenses extremos,

las coplas manriqueñas y jiennenses

lloraron en padre por muerte. y postremos

deseos, como de juguetes circenses,

con primeros reyes magos fustrados,

camisa de niño en lutos y ceses

de capricho espontáneo, por enfermados

cánceres que abrieron puerta en la enira,

como sustos a solo involucrados,

saber del comer en silencio. expira

la sonrisa de antonia tristemente,

madura madre que cronista admira,

juan sanchez caballero dulcemente

en saludar parroquial diagnostica,

fiel viudez a mujer de poeta en mente.

por úbeda, amar de lomas y práctica

aprendida en la baeza machadiana,

en seminarista niño que explica

a versos de papel, que su cercana

prima antonia le es olor de las rosas,

mover en corazón deja sotana,

retorno al pueblo de piedras y cosas,

no velar purgatorio y celibato,

y si hijos con las hijas hermosas.

decisión forjara como nuevo trato,

antes de quedar pequeños ensueños,

y al parecer vuelo en profeta es nato.

pasear del real con los ojos de sueños,

pequeñez de callejones y olores,

salto al volar de los pájaros dueños,

dejar servilismo de aduladores,

con riesgo a la lejania de locura.

por madre ana y padre blas, ganadores

de seis frutos por herencia y premura.

victimas del hijo manuel como hilo,

por accidente en bicicleta de rasura

y destino en lágrimas como nilo,

trinidad, calle ubetense y bordillo,

despliegue como bandada, que deshilo,

al pequeño adolescente y chiquillo

con su ir, y por años inacabados,

ha cambiado el futuro del barquillo,

y por dejar, mudanza en preparados,

al linares capital de entonces ver,

madrid pequeño le es, de ilusionados.

antonio martinez de ubeda