Jazmín

Descansaba una flor en su silla
Hacía años que no se vestía de color
Siempre atada a un suelo de remordimientos
El suave aire no la mecía
Pesados eran sus pétalos
Ennegrecidos por principios que no cumplió

Había nacido para ser amante primorosa
Convertir la noche en dulce albor
Saludar al extraño con un delicado perfume
Alegrar la capa caída de aquel peregrino
Ser punto de partida del camino

Pero un pretendiente truncó su tallo
Clavó una espina en su regazo
Aquel don Juan le prometió mariposas
Una vida sin nubes y dolores

Sus palabras eran como néctar
Y ella se dejo llevar
Había días en que la lisonjearía
Y otros rompería su alegría
Se aferraba a un cambio que nunca llegó
A una primavera acompañada de soledad
Ya que nunca sintió su empatía

Corazón entre la hierba
Humana entre lobos
Paz en una era de conflictos
Luz en una luna de ceguera

Ni siquiera yo llegué a entender lo que suponías
Deberías haberte convertido en girasol
Y haber girado en busca de otro sol
No querías deshacerte de lo conocido
Ni dejarme abandonado a mi suerte
Nocivo y tóxico a la vez que adicción

Eso era todo lo que era para ti
Ahora ya no te yergues, descansas
Ya nadie te pretende
Y aquel amante inoportuno
Encontró un rato de remordimiento
Para dedicarte esta prosa
Dulce flor, dulce Jazmín
Hoy me he dado cuenta por fin.