A una vecina como ninguna

poema de Angelisia

Esos ojos oscuros, escondidos detrás de unas opacas gafas,
no me dejan lugar a duda de que eres única
controlando los trinos de mi canario tras la puerta,
orejas abiertas, puertas de par en par,
tratas de limpiar pero lo que haces es cotillear.

Compañera de penas y alegrías,
no voy a negar que tu lindo corazón
se siente intrigado por lo que en mi casa pasa
yo solo estoy a la espera de que bajes a tomar un café
y hablar todos juntos de lo que le pasa a la fachada.

Un manifiesto contra el aburrimiento bien podría ser
el acompañamiento sincero de dos almas solitarias,
que se quieren conocer y abrir las fronteras que se ocultan
detrás de unas gafas sucias.

La vida no es lo que parece, simple y llanamente
te has enamorado de todos los canarios que he tenido
con amor y buen hacer todos te los he subido
escaleras arriba y abajo con las jaulas
un trasiego merecido con la intención
de hacerte feliz, mi curiosa amiga que me observa en el balcón.

La noche no es un problema para ti
dormida o despierta,
estás siempre alerta,
como el socorrista en la playa
que no deja que ninguna vida se le vaya
así son tus ansias de recoger información
así te ve mi corazón
que no te desdeña sino que quiere ir en tu ayuda
cualquiera que sea la circunstancia.

Tienes gran astucia
eres como una estufa que se calienta
cuando una tubería del sótano revienta
se oyen tus gritos en la distante lejanía
la luna se asusta de los alaridos
que ni los lobos podrían imitar
la próxima vez tendré los visillos corridos
y pondré un embudo en mis oídos cuando te quiera.

Me has robado el corazón
te has llevado hasta las llaves del sótano
porque solo a ti te pertenecen
como la reina de Saba.