Mi adiós

Querías llegar rápido a casa, y muy dentro sabía que ya no te volvería a ver, era como si fuese el fin de ese día y demás para mí ,vos te irías sin decir un adiós; y lo más triste era que no importaba lo que alguno de nosotros dijera, así tenía que ser el destino.
Era una tarde en el último bus donde por más que me costó te dije adiós , no lo escuchaste de mis palabras ni lo notaste con mi mirada, fueron mis manos las que querían detener una vez más tus manos, y la manera en que lo hice fue mi despedida. Te mentí al decirte audiblemente que pronto te vería, no sería así y tampoco te percatarías por evadir y rechazar algunos abrazos y besos que quise darte, los que darían lugar a más señales de mi adiós; a medida que el bus seguía de nuevo su marcha miré hacia atrás para darle el último respiro a mi mirada y después grabar esa imagen de ti permanentemente en mí; te bendije como nunca, con rabia, sin explicarme por qué todo esto tenía que suceder, llegué a mi casa algo exhausto con mi rostro cansado de tanto llorar, pero tuve una convicción firme que jamás podría fallar, y sería la de no dejarte de querer...

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