Desnuda alegría

Llueve, aunque no lo veas,
aunque carezca de sentido
cada palabra que interpretas,
cada espacio del mundo recorrido,
de cada canción o de cada latido...

Llueve, aunque no quieras.
Aunque te mientas
escribiendo el rencor
en cada impulso perdido,
en cada tacto desvanecido.

En este vacío,
en este orgasmo sin sentido
aborrecido y entumecido
por la publicidad,
de los superficical y ambiguo
entre juegos de palabras
y bailes sin pasión ni motivos.
En este andar sin caminos,
en este quemar de pantanos vivos
donde se rechazan amores y besos
aún sin desearlos, solo el recuerdo
de que siempre habrá un estigma en tu cuerpo, clavado,
recordando que siempre pasa el tiempo.

Tú simplemente llueve.

Simplemente ensucia el entorno
con tatuajes imborrables en las mentes
de todo ser capaz de ser amable
con quién del sentir quiera ser viajero.
Simplemente ayuda a perseguir
cada pálpito que atraiga a un nuevo vivir,
un nuevo acariciar,
un nuevo besar.

Maquilla cada demonio
con orgías de flores,
traídas de jardines de historias y cuentos,
alrededor de un fuego,
donde quemamos el odio
entre amistades y polvos,
entre lagunas desvanecidas
por alcohol.
Donde descubrimos la magia de intercambiar
ese fuego y el vibrar en cada acontecimiento,
de mirar a los ojos y pensar
todo lo que hariás en un momento,
de como pintar cada lienzo
con los colores de tu cuerpo.

Joder, simplemente es la alegría,
que cansada de que no la miren
se ha desnudado para nosotros
ante la luz de un nuevo día

Y tú,
tú llueve