¿Dónde estás?

¿Dónde estás, en qué trozo de tierra?
Donde brilla la aurora, polo norte acaso?
En mi mente hay filas enteras de muertos carteros
Para no aceptar que ignoras mis cartas.

¿Bajo que luz de luna caminas de noche?
En la mía hay manchas de mares,
Veo barcos a veces, ¿por qué me reprochas
que imagino locuras? Pues somos dispares.
Tu concibes el mundo con leyes y formas,
Y yo veo ballenas nadando en las nubes.
Puedo ver el revés de cualquiera, tu sólo el contorno.
No hay fórmulas para prever intenciones oscuras.

Dije: vuela águila, abre tus alas,
Vuela alto, no mires atrás.
Quema puentes, pues sólo cobardes
Guardan viejos caminos, por si acaso,
Por si quizás.

Me dijiste al marchar: tu amor me destroza.
Pero no te elegí para amar.
Me domabas, me atabas mil días mil noches,
Y ahora no puedo esta red desatar.

¿Dónde estás, ¿qué aires, qué vientos
inflan tus velas al navegar?
Eres como un guerrero perdido en el tiempo,
Desviado tu rumbo en la alta mar.

Yo no creo en astros, planetas, estrellas,
Siento que ellos tampoco en mi,
Pero rezo que cuiden de ti y que te sean fieles.
Que iluminen tu ruta de aquí hasta el fin.

¿Dónde estás, en que trozo de tierra?
¿Donde brilla la aurora, polo norte acaso?
Ojalá esta vez no se pierda el cartero
Ya que este poema es mi última carta.