¡Aún hay de esos!

Encajó con sus ojos solemnes y con un silencio sepulcral, toda esa atención que aun contenía sobre todos  sus libros, recuadros, panfletos y banderas; se liberó de un peso como lo hizo Prometeo al dar el fuego a los humanos. 
Violeta se escuchaba en su viejo tocadiscos.

No entendía a su edad el mundo, había echo un verdadero esfuerzo por entenderlo, por analizar su rotación y sus habitantes, las esencias, personalidades y sobre todo la solidaridad social en su máximo esplendor.
Su barba le recordó la nieve de la vieja Rusia y aquellas palabras de Ernesto.

Su máxima desilucion fue en el 91, su resplandor fue en el 59, el desarrollo de su locura en el 68 y su olvido, su inhóspito y enorme olvido, es actual, tecnológicamente de época; para él,  los años de la asquerosa inteligencia artificial.
Sonrie, y su mente revive el sonido del mar, cuando grito con dolor, el nombre de Genaro.

Ya no piensa en Patria, solo en la muerte que es la única segura que llegara sin demoras de manifestaciones o mítines, la única que llegara con un manifiesto de libertad y un cántico que será de soledad y revolución;  su mente dice evolución, pero sabe que sus manos están teñidas de rojo y su corazón negro. Acepta lo que fue su vida, con ella sus castigos y sus victorias.

Víctor toca a la puerta, trae el desayuno y muchos temas que debatir con Camilo que  cambiaran el mundo,
al escuchar a Violeta en el pasillo a todo volumen en el departamento del casi sordo y ciego de su compañero, sonrie con desilusión y susurrando cita.
   -¿Como aún hay de esos?-

Comentarios & Opiniones

Nancy

Que buena redacción y con buen tema. logras atrapar en la lectura. Un placer leerle. Saludos!

Critica: 
Alexander Careoga.

Gracias Nancy saludos y mil poemas de bendiciones

Critica: