Epístola sin remitente

Insomnio no es nada más
que una charla mental con la soledad,
sin remitente pues no me conoces,
ya no sabes quien soy.

Estoy perplejo sin palabras para escribirte,
un lápiz en la mano y miles de pensamientos,
contemplo un papel en blanco, vacío...
vacío como mi ser inmundo.

Divago por mi mente incierta
buscando el sentido que le perdí a la vida,
¡maldita la hora en que partiste
y dejaste a éste individuo pusilánime!

Los recuerdos me embargan y embriagan
lo más álgido de mi existir,
¡cómo te extraño!, ¡con todos mis sentidos!
quiero al menos que a lo lejos te vislumbres.

Te envío ésta epístola, sin emisor y sin escrito,
da igual, sin nombre, si ya me olvidaste,
da igual, vacía, si sé que no me leerás,
hasta pronto... o hasta nunca.