Perdidas.

poema de Acero etereo

No desperdiciamos ni los besos ni los cafés.
Dejamos al sol meterse entre las cortinas,
Mientras nos desperezabamos al mismo tiempo
Solo para girarnos, enrredarnos y volver a dormir.

He tallado un árbol con nuestros nombres, junto al columpio y le he dejado comida a los gatos.
Entré la lleña al cobertizo (dan lluvia casi todo el mes) y le puse candado a la puerta trasera, no tuve tiempo de cambiar la cerradura lo siento.
¿Recuerdas el piano del salón que jamás afine? Bueno lo he afinado al fin, y lo limpié, deberías ver como brilla (lo moví debajo de la ventana, junto al enorme jarrón que nos regaló tu madre).
Quizás venda la vieja camioneta y el tractor, dudo que alguien los quiera, pero no quiero dejarlos en el granero juntando polvo.
El pobre don Juan falleció hace unos días, se que no era muy dulce, pero fue un buen vecino cuando nos mudamos ¿recuerdas que nos ayudó a podar los fresnos del jardín y a sacar toda esa chatarra del cobertizo?
En fin, solo me falta pintar el porche y barnizar las persianas, espero terminar mañana porque el jueves vendrán a ver la casa. Ellos también son una pareja, se ven jóvenes como cuando nosotros nos mudamos aquí.
Una parte de mi quiere conservar esta vieja casona, pero incluso si pudiera pagarla se que lo mejor es irme.
¿Sabes? No sé que hacer para disimular la pata de la mesa rota, ¡dios! no debiste bailar encima aunque admito que te veías sexy y cautivadora.
Cuando estaba arreglando el lavabo del baño por un momento sentí tu aroma, de alguna forma ha quedado impregnado en las paredes ¡ves que tenía razón! Los aromas si se quedan en las paredes. Aunque en el fondo lo sabías, por eso me decías que salga a fumar al porche...

Y bueno sobre, ya sabes... lo que quedo del auto después del accidente, está cerca del granero, cubierto con silo bolsa.
Vendrán a recogerlo para desarmarlo y (ya sabes cómo soy) no me había acercado hasta que tuve que decidir que hacer con el, he encontrado en el maletero el estuche y dentro tu violín te alegrará saber que estaba intacto. Ni siquiera había pensado en el todo este tiempo, supongo que di por sentado que se había perdido en el lugar del accidente o que estaba roto. Me gustaría verte tocarlo de nuevo, mientras armo un cigarrillo, y vemos rotar las estrellas en el cielo de las madrugadas de verano.
Bueno, supongo que terminaré de guardar todo en las cajas, me beberé mi última cerveza en el sofá que manchamos con salsa boloñesa aquélla noche, y me iré a la cama. Mañana debo levantarme a terminar el porche y las persianas. Creo que extrañaré mucho este lugar, tu risa retumbaba de una forma muy particular cuando estabas bajo la arcada que da a la cocina.

Desde que... (aún no puedo decirlo, sabes que me quiebro con facilidad).
Desde que ya no estás esto dejo de ser un hogar, intente aferrarte a estas paredes, pero solo me aferre a mi mismo y no he podido recuperarme, no del todo. No volví al trabajo y he dejado estar mi barba, si me verías seguro pondrías tu cara de reprimenda. Pero bueno, al fin entendí que esta casa no es nosotros, y que sin importar cuándo grite y llore no puedo hacer que vuelvas.
¡Te amo! Aún te amo como el primer día, no dejaré de hacerlo.

PD: saluda a el barba de mi parte, y pregúntale si te deja venir a la tierra a visitarme cada tanto.