A través de mis dos marrones
Pertenezco al infinito,
soy una mente de alcantarilla,
tan cansado como tú,
tan contradictorio como tú,
tan poco especial como tú.
Almaceno días largos llenos de normalidad,
hábitos que se repiten en el mismo espacio,
pero en distinto tiempo.
Todos adictos al vicio de la rutina,
en cierto modo atenazados,
la jaula abierta
y nadie vuela.
La seguridad de la no libertad
nos mantiene silenciosos y acomodados,
caminamos en círculos,
olvidamos el instinto,
mentiras con cerebro
hallando verdades inexistentes,
la diferencia entre el loco y el cuerdo
solo es un punto de vista no compartido.
Enciendo un nuevo cigarrillo,
¿Por qué coño sigo haciendo algo que me acabará matando?
Soy un incoherente,
soy malditamente fiel a la incoherencia.
Tu edad no me importa
si por viejo que seas
sigues siendo un bebé emocional.
Conozco esas rabietas
probocadas y alimentadas
por la "amiga" de los hombres
llamada inseguridad.
No conozco fines,
pero si finales,
soy de los que comienzan de nuevo
tres veces por semana,
soy de los que en la duda
ve todo claro,
soy de los que se contradicen,
pero eso no me hace sentir indefenso,
esa es mi fuerza,
reconocer mi presente,
lucrarme de mi miseria,
convivir con lo monótono
y no ver el mundo,
la vida,
la búsqueda de algún sentido,
y demás,
con unos ojos prestados...
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Críticas y existencialistas letras. Recibe mis respetos y amistad. Un saludo.
Gracias por tu comentario De Vilches y por emplear algo de tu tiempo leyendo esto. Un saludo.
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