VOLVÍ POR TI

Volví por ti, por homenajear nostalgias
y rendirle tributo a los lamentos.
Volví con mi propia excusa amarga
de que algo aún se me movía adentro.

Volví por ti, buscando tumba o ángel,
un pajar en una aguja, qué sé yo,
un permiso para poder refugiarme
en historias de adulterio y salvación.

Volví por el morbo masoquista
de verte con otro en cualquier calle,
domesticada y con muy buena pinta
o manoseada por un triste alcalde.

Volví por ti con buenas intenciones,
como suelen tenerlas los verdugos
que suelen perdonarse un mal de amores
si equivocan con el hacha algún futuro.

Volví con flechas rotas en mi aljaba,
cansado y malherido sin decirlo,
de cambiar por lluvia aquel paraguas
al que hoy regreso por instinto.

Volví porque el olvido no es mi fuerte,
en parte por valor y por ternura,
en parte por curiosidad latente
de saber qué cráter nuevo hay en la luna.

Volví porque nada escuché de ti.
Volví pensando en rencor y desdén
de tu parte, como regular sentir.
Volví porque tenía que volver.

Vuelvo y reconozco tu peinado,
algo más descuidado y menos sobrio.
Tu padre afuera aún sigue cantando
sus canciones con voz de velorio.

Vuelvo y corres hacia mí descalza,
llena de perdones y riendo
como ríen las flores más blancas
cuando a regarlas viene el jardinero.

¿Por qué me esperaste tanto tiempo?
La desilusión me está quemando,
y no dejaré que siga ardiendo:
Lo siento, pero otra vez me marcho.