Uno en un millón.

¡Ay la calor, ay mi calorcito!
triste es mi poema, pues triste es mi historia
aunque de mis ojos lagrimas no broten
¡ay mi alma!, rota está la pobre.

Dichoso mucho era
pues del invierno del trece
en mi mente cada noche.
¡Ay! yacías acostada.
¿Dónde duerme ahora aquél tesón?

Pudiese quedar el mundo tan callado
estando yo tan solo a tu lado
cada que en tus ojos fuera tallado.
¡Ay! tus luceros cual cielo.
¿Fuese con quién aquél fulgor?

Las estrofas de los labios
densas y oscuras se hicieron
alcanzadas por tu ausencia.
¡Ay los poemas!, ¡fueron a sobrar al cielo!
¡Ya no hay versos para el invierno!

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Gustavo is dead!

Poema 6 del sub poemario Ad Astra del poemario Un Viaje Desesperado

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