Mi propio yo

Es tanta la furia que me gustaría salir corriendo sin prestarle atención a nada, como si corriera en la playa directo hacia el mar, sin pensar en nada más, solo mirando el cielo azul y la luz resplandeciente y segadora. Simplemente despojarme de todos mis problemas y sentirme tan ligera y tan en paz que podría fácilmente fundirme con el sol, el tibio y reconfortante sol de invierno, que me aparta de la fría realidad y me inunda en plenitud. No quiero sentir nada más, solo quiero desconectarme y perder de vista todo aquello que me rodea, ser libre de todo, no sentir más. Quiero olvidar todos los dolores y quedarme solo con aquellos recuerdos espléndidamente felices, poder sentirme completa solo con una pequeña parte de mi, es lo que mas deseo. No quiero seguir sufriendo, no quiero mas dolor, solo quiero hundirme en aquel fragmento tan frágil pero a la vez tan fuerte de mí. Lo atesoro tanto que incluso a veces, mientras lo adoro con fervor, siento que es irreal, pues como podría existir algo tan hermoso dentro de mí, como podría sobrevivir a mis penurias y mas oscuros dolores, con los peores y carcomientes pensamientos rodeándolo en actitud acechadora. Mi alma, si es que tengo una, es tan visceral e intangible, a la vez tan densa y tan dedil. No tengo idea de que camino estoy recorriendo, solo puedo sentir la tierra bajo mis pies, el frío sofocante sobre mi rostro, y un calor incandescente en mi pecho, tan fuerte que siento como poco a poco me destruye, pero aun sigo de pie, caminando a ningún lado, pensando simplemente que tengo que seguir, porque si me detengo, tengo el miedo de no poder volver a emprender el camino, no puedo simplemente detenerme, aunque es lo que mas deseo, también es mi gran temor. Lo que soy hoy, no lo era ayer, y estoy totalmente segura de que mañana no seré como hoy, solo guardo del ayer una espina, solo guardaré de hoy una espina, y quizás mañana otra, hasta llegar a un punto tal, que mi propio cuerpo estará cubierto, y me temo, que al llegar ese momento, seré una espina para alguien más, tan fuerte y puntiaguda que hasta el mas fuerte corazón podría ser penetrado tan fácil como lo hace la luz en un bosque oscuro. Escapar no sería tan deseado si fuese tan fácil, escapar, escapar… escapar de aquel yo, del espantoso yo que no puede sobrevivir solo, que solo quiere su auntodestrucción y al mismo tiempo su sobrevivencia. Soy y no soy a la vez, soy lo que quiero y lo que no también, soy mis desesperadas suplicas y al mismo tiempo mi propia cárcel y condena.