A eso del tacto.

El concepto de mi existencia luce tan vago.
Con el trascurrir del tiempo, engorrosos fragmentos
se incorporan despiadados; pues mi labor, más arduo pretenden.
Me despistan, me apenan, me desazonan.

Permanezco inquieta, envuelta en una pútrida,
obstaculizante ansiedad, que mas deseado
por mí no fuera; menos aún, es real.

A su contacto, me plazco con esa sensación
de realidad que emanan. Palparles me cocede
cierto sentido vital, que he de desconocer.
Percibir el auténtico encuentro de sus
tan ajenas, cualidades, me compromete a atiborrar
esta baladí materia de su esencia.

Probablemente, en medio del ajetreo de mi presunto
vaivenoso deleite, halle el artificioso método, para
afanar una exigua parte, y padecer de este elemento
aniquilante de mi curioseo.
Quizá, una tenue impresión, aflore.

A sus placeres, esencias.