Mi amado muere.

poema de clauverso

Mi amado tiene los días contados.
Ciertamente todos saben que un día ya no habrá más otro.
Pero mi amado muere con una certeza irrevocable, una certeza digna de saber casi exactamente el día y la hora.
El porqué hará llorar a muchos, más mis lágrimas se revelan a modo de un futuro que jamás pasará.
Muere cada día el hombre. Mi amado es muerte y se eleva en un suspiro lleno de fe.
Fe que no vale más que una tradición que calma a los seres de religión.
Más mi amado conoce su muerte y su fe sería vana. Acepta con gallardía su inminente cese y mira al firmamento con dudas.
Quisiera haber estado más o quizás menos.
Le aman los que le lloran amargamente. Guardad las lágrimas para el cese; pide mi amado.
Mientras el viva, que la fe y su tradición milenaria de esperanza a los fatuos.
Él descansa pacíficamente en su muerte venidera y desea trascender desde la paz terrenal hacia la paz mortal con una sola certeza; la certeza de que no volverá a vivir nunca más

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