El mar en mi ventana
Sopla el mar en mi ventana;
ya no solo el tiempo se ha movido
también el espacio está aturdido.
Un ave corre con zapatos
por la calle estremecida de soledad,
de pánico,
de brea dispuesta a tapar
aún más las ruinas del pasar.
Y ahora la lluvia,
el arcoíris en el suelo
pintado por el color de las hojas
amarillas, naranjas, violetas.
Gotea afuera,
son mis manos empuñando
un cartón que se deshace
por el ácido de la tarde.
El pájaro ya no posa,
no columpia la funda negra,
perdió el calzado de madera
en una maratón contra el viento.
Solo mira con sus ojos perdidos
donde ya no me quedan centímetros.
Un saco de arena llega del sur
y mi cuerpo ya es sal en cuarentena:
voy flotando desarticulado,
particularizado, desarmado.
Remendando con hilo
los agujeros de los minutos
que vienen tristemente retrasados.
Comentarios & Opiniones
Caballero, encuentro melodiosa y grata la lectura de vuestra obra. Un gusto el articulado uso de metáforas la engalanan.
Reciba mis cordiales saludos.
"El pájaro ya no posa,
no columpia la funda negra,
perdió el calzado de madera
en una maratón contra el viento."...
Hola, Gabriela. Muchísimas gracias. Son muy halagadoras y bienvenidas estas palabras de tu parte. Un fuerte abrazo.