Dirigible
En una puerta cerrada,
clavamos un mensaje,
uno muy corto,
uno encerrado entre signos e interludios,
una canción después de todo,
una breve, medida,
negra, intensa...
Y las malsanas brisas en nuestros rostros,
se fueron riendo,
se fueron arrastrando los bostezos,
la esencia misma del hastío,
del crescendo farsante de la idiotez.
Agitado el mismo tiempo,
y el mismo mensaje, melodiosamente infecto,
supimos que nuestros pasos ya no nos pertenecen,
descubrimos que ni siquiera nuestras miradas son libres,
que nuestra muerte está escrita en un panfleto,
y nuestra historia en una casilla de las estadísticas mas frías;
el número, un número,
solo un grupo de dígitos en negrita,
datos sin identidad,
sin memoria ni regocijo.
Asumimos la impunidad,
la desigualdad,
la pereza y la desvergüenza,
la envidia,
el oscurantismo resaltado,
la manía y el egoísmo violento,
y callamos sintiendo que nos golpean,
sin lágrimas,
sin disculpas,
sin emoción,
la realidad es solo un mausoleo inmenso
y la muerte una verdad vertebral...
Y ahora díctanos:
Que será de nosotros las próximas horas,
que nos queda ya.
Comentarios & Opiniones
Unas letras realmente muy impresionantes,con la.medida justa a la realidad que estamos viviendo.un placer leerte poeta beso.
Gracias dama, muchas gracias...