Naranja
Pienso en esas veces
donde el cielo se pinta de colores,
con el arrebol de la tarde,
formado en la simbiosis
del violeta y el naranja.
Pienso en el gusto personal
por ese naranja de sueños y escapes,
en la remera que guardo hace tiempo
y se oculta en el cajón
para nunca ser protagonista.
Pienso en las palmas de mis manos
apretadas, rugiendo,
acelerando para que la tarde
no muera sin antes verla:
un oasis en mis ojos naranjas.
Pienso en el puente de la autopista,
en las vías del tren escondidas,
en la curva de una esquina,
en la plaza de los mates y los árboles,
en el rayo del sol penetrante.
Pienso en los andamios de la vida,
en el muelle de la estación,
en la lectura de un libro en la serenidad,
suspirando que el viento anaranjado,
traiga una ocasión mejor.
Pienso en la calma:
tan propia, tan ladina y esquiva;
en la calma necesaria,
agitada por el pulso de la tarde
en el filo de la ciudad naranja.
Pienso en las sábanas de seda,
en los besos, en los abrazos,
en los paisajes insondables del alma:
pienso que la vida debería ser
siempre más naranja a nuestro alrededor.
Comentarios & Opiniones
Muy bello.
Muchas gracias, Víctor.
Saludos!