Traviesa

Sentí el fluír de un río
Sobre el arte de las tablas
Y se estiraron sobre mí gaviotas
Cuando las campanas anunciaban
Que un nuevo resplandor iluminaba la tarde.

Lo importante era, que no estaba solo.
Una damisela se apretujaba sobre mi cuerpo.
Ardía el calor del cielo. Un atrezo me escondía;
Nos escondía.
Y entre tantas miradas, sólo pudo hallar la mía.

Nos hicimos juntos laberinto.
Mis serpientes jugaban con sus anacondas
cuando partía abandonado el día tras los focos.

Lo apagado se zambulló encima.
Con un efecto de cortesía
Entre almohadas temblaban los telones.
Llegó la hora de la escapada
¡Y qué perdido se hizo todo!

Nunca hube sentido algo tan furtivo.
Subía y bajaba su algarabía.
Jugaba como niña en mi regazo.
A veces se me hacía el día, sólo para ocultarme la noche;
Cuando pretendia ser sombra
Me abrumaba con su sonrisa blanca.
Fue la dueña de mis escapadas,
La espía que se escondía entre la acera
la que se intrigaba y se hacía pez en la despedida.

Vaya a saber Dios,
Adónde nos perdimos al encontrarnos
En esta eterna primavera.
Vaya a saber esa traviesa
Adónde llevará el destino nuestros días.

Comentarios & Opiniones

mayita

buenas letras nos compartes Gabriel C. Márquez.Recibe mi admiración. Un abrazo fraterno.

Critica: 
Kamyl

Bello poema Gabriel, me gusto. saludos

Critica: 
Gabriel C. Márquez

Es para mí un gran placer leer sus amables comentarios. Un saludo.

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