Botánica al alma

No esperaba crear castillos de arena en el aire, que con el tiempo se fueran derrumbando.
Y nunca esperé sentir un dolor como el de los castrati.

Si infundiéramos el esfuerzo que cubre todos los señalamientos, solo quedarían las excusas que se van acabando.
Y es que no es fácil dar dos pasos y luego ya no saber qué hacer, uno de felicidad y otro por el bien.

No se espera tener que volver a ordenar un lugar cuando ya todo estaba guardado.
Y buscar explicaciones sobre una luz que no se quiere apagar.

Y mucho menos, molestar a todo un lago por una gota de agua para el lirio marchito.
Que nació con la necesidad del sueño de nunca jamás.

Con seguridad no espero que me leas y si es así, las disculpas están por no pensar en otra flor.
Porque a mí no me gustan.
Mente y corazón en una unión.
Desastroso no saber qué pensar, que escribir y luego ver el milagro en los ojos bondadosos.